La ciudad de Rosario, en la República Argentina, es una populosa ciudad que alberga millones de habitantes que viven en diferentes condiciones de vida, desde el gran lujo hasta una pobreza poco decorosa. Más allá de estas distinciones sociales, Rosario alberga una amplia colección de leyendas urbanas que hacen honor a su mote de la Chicago argentina, ya que en los años veinte y treinta fue la urbe emblema del crimen organizado en ese país. A continuación, un repaso por las más afamadas leyendas urbanas populares de la ciudad de Rosario.
1 La dama del lago:
En un parque de nombre Independencia, que cuenta con un buen número de espejos de agua, se encuentra en uno de ellos una mínima isla en donde puede verse la bella escultura de una mujer echada, de color blanco impoluto, que en su época de inauguración causó revuelo ya que muchos paseantes acusaron a su autor, el escultor Osvaldo Lauerdorf, de haber colocado a la mujer en una pose provocativa.
Los rumores se intensificaron cuando se sospechó que la modelo utilizada para acabar la obra de arte habría sido la sobrina del escultor, con quien éste habría mantenido un escandaloso romance.
La joven murió tempranamente a causa de una grave enfermedad y el artista pasó sus últimos años en soledad y amargura.
Hasta el día de hoy hay supuestos testigos que afirman haber visto a una mujer vestida enteramente de blanco vagar por la superficie de las aguas del pequeño lago en las cercanías de la estatua, dando por descontado que se trata de la sufrida sobrina de escultor cuya alma no logra hallar la paz antela interrupción del pacto amoroso.
2 La laguna del Diablo:
Para aquéllos que no descansan hasta encontrar la ansiada ligadura satánica, Rosario también posee una leyenda: a principios del siglo XX, en los alrededores de una ciudad aún en construcción, muchos espejos de agua todavía no cubiertos por el avance de la urbe eran lugar propicio para refugio de malhechores y los delitos de contrabando.
No obstante, se dice, aún hoy, de uno de ellos, ubicado tras uno de los ramales del ferrocarril, que era sitio de ritos satánicos que incluían el sacrificio humano, y al que se le dio el nombre de Laguna del Diablo.
Con la ampliación de la ciudad, la laguna desapareció, pero los rumores informan que la secta prosiguió sus actividades en otra parte. Los escépticos aseguran que los rumores fueron creados por bandidos y contrabandistas para ocultar sus actividades ilegales echando un manto de miedo con el fin de alejar a los crédulos.
3 La niña de la clínica Oroño:
Una vieja clínica médica de la calle Oroño, hoy sede de un moderno hospital, guarda un secreto que hace chirriar los dientes de los guardias de seguridad que deben pasar sus horas nocturnas vigilando las instalaciones: la niña llorona de la vieja clínica.
Se cuenta que una niña de corta edad murió de una letal enfermedad en una de las habitaciones de la vieja clínica, ante la desesperación de sus padres y de los médicos encargados de su cuidado.
Poco después del entierro, en la vieja clínica comenzaron a oírse llantos e incluso verse la pálida imagen de la niña muerta aún aferrándose a este plano de la existencia.
La erección de un nuevo complejo de salud no acabó con las apariciones ni los extraños sollozos, que al día de hoy continúan asombrando a los residentes del hospital por las noches, durante el silencio del descanso.
Leyendas urbanas de la cuidad Rosario Argentina.