En una muy lejana región de Alemania llena de montañas cubiertas por la nieva blanca del frío y majestuoso invierno, ha muerto la hermosa Adela. Todo sucedió tan repentinamente, ella no estaba enferma y no tenía ningún enemigo que quisiera envenenarla. Su esposo volvía del bosque de recolectar leña para la chimenea. De pronto, imagina su impresión al ver el cuerpo frío y sin vida de su amada.
Aquel hombre sufrió mucho por la muerte de su esposa, de modo que tras pensarlo detenidamente, decidió sepultarla. El hombre dió una misa con todos los honores que pudo pagar y llenó el cementerio con las flores favoritas de Adela, invitó a todos los conocidos de los dos.
Antes de que cerraran el ataúd, el hombre observó la pálida mano de la mujer, no tardo en darse cuenta que ella poseía el reluciente y hermoso anillo de compromiso que el le dió. De modo que lo quizo conservarlo como recuerdo de todas esas cálidas noches que había pasado en compañía de Adela.
Esa misma noche, luego de perder el sueño pensando en los momentos que vivió con su esposa. De pronto, se fijó que las ventanas de su dormitorio estaban abiertas, esto le permitió mirar el jardín. Para su horror, por el Jardín se paseaba una hermosa mujer, con la piel tan blanca que recordaba al mismísimo invierno, con unos ojos azules tan intensos que nada más podrían ser comparados con el cielo, la mujer poseía una hermosa melena rubia muy larga. El hombre no tardó en darse cuenta de que esa mujer era su amada Adela.
El hombre escuchó ruidos por toda la casa, esto le dejaba el pelo de punta y lo hacía sentir escalofríos intensos. Después de lo que le parecío interminable, el ruido se acabó.
El hombre atribuyó todo lo ocurrido a un sueño y a su imaginación, pero a la noche siguiente volvió a aparecer la espectral figura de su mujer, la cual volvió a pasearse por la casa mientras gritaba ¡Mi Anillo!, ¿Dónde está mi anillo?.
El hombre supo lo que debía hacer en ese instante, de modo que espero a que su esposa desapareciera, entonces tomó el anillo de compromiso y lo llevo al cementerio. Entonces colocó el anillo en la mano de Adela, se hizo la señal de la cruz y se fue a su casa.
Según dicen las personas que cuentan esta historia, la mujer nunca volvió a aparecer y el hombre entendio que su amada necesitaba el hermoso anillo para lucirlo en el más allá.
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El anillo de bodas