La historia me la contó mi primo una temporada que hicimos el viaje hasta ese pueblo y decidimos de paso ir hasta donde el buen primo ya que le vemos prácticamente una vez al año en temporada de vacaciones. Usualmente nos genera pereza ir hasta donde el vive porque a pesar de ser muy bonito el campo y muy acogedora la choza, la vía para llegar no es precisamente apta para un vehículo moderno, aunque sea una camioneta como en la que vamos. De hecho, no es un carretera como tal, es solo un camino que se ha formado por el pasar de los animales y carretas o algunas motos y que en invierno es inaccesible a menos que sea en vehículo de tracción animal de 4 patas. También es posible que si dos carros se encuentran, alguno de los dos tenga que regresarse en reversa, por supuesto nunca ha pasado porque es muy poco transitado.
La última vez que lo visitamos, el buen primo tenía la espalda llena de cicatrices, por supuesto nuestra primera reacción fue preguntarle que había pasado. Su respuesta me ha dejado atónito ya que no es la primera vez que escucho algo similar.
“No se si en el pueblo les contaron que me caí del caballo, todo el mundo dice eso pero María sabe lo que realmente paso, no quisiera contarles porque están de visita y no quiero que vayan a pasar una mala noche”.
Más que la razón por la cual nos lo decía, yo podía notar que tenía miedo de contar la historia, sus ojos trataban de apartar la mirada y buscar otro tema de conversación, sin embargo yo insistí diciéndole que solo era una historia y que no me podía dejar con la intriga.
“Bueno siéntate aquí” – me dijo al rato cuando los demás estaban haciendo otras cosas. – “No quiero que tu pae se ponga nervioso manejando cuando estén de regreso.”
“Hace dos meses, como era de costumbre, yo tenía que ir al pueblo a comprar algunas cosas de la casa, yo nunca lo hago muy entrada la tarde para que no me agarre la noche en el camino. Nunca le he tenido miedo a la noche, hasta ese día le tenía más miedo a los vivos que a los muertos y ya me habían robado antes por andar por el camino tan tarde. Parece que los ladrones no duermen” -Eso es cierto afirmé, mientras en mi cabeza quedo el eco de la frase: Hasta esa noche.
“Sin embargo tenía varios animales enfermos” -continúo. “Ya eran 2 vacas que estaban bastante mal y no podía darme el lujo de que se murieran, así que tomé el caballo y comencé a ensillarlo. María inmediatamente de dijo: Javier, para donde vas que no ves que ya es tarde y me da miedo que vayas solo, te va a coger la noche, tengo un mal presentimiento, espera hasta mañana.”
“Yo la ignoré por la misma razón que ya te comenté, no podía darme el lujo de un animal muerto, así que tomé una linterna para alumbrar, aunque yo sabía que era noche de luna llena por lo tanto sería una noche bastante iluminada y posiblemente no la usaría para no mostrarle mi posición a nadie.”
” Fui al pueblo lo mas rápido que pude, compré en el mercado lo necesario, en el camino me encontré con un par de amigos que me ofrecieron 2 tragos de ron, y luego, seguí, y tal como estaba previsto, una cortina negra cayó sobre el campo. Apenas había comenzado vía.”
“Por supuesto, el caballo ve mejor que yo así que yo solo me incline y traté de ir lo más rápido posible con la luz apagada para no mostrarle mi posición a ningún bandido. Llevaba muy buen ritmo, estimo que debía ir al menos ya por la mitad del camino y me iba sintiendo más tranquilo en cuanto mas avanzaba, sin embargo cuando llegue a la curvita por donde se llega al arroyo, algo extraño llamo mi atención”- hizo una pausa, como tomando fuerzas para poder explicarme lo que seguía, mientras hacia eso su miedo me invadía a mi también.
“cuando pase por la curva vi una silueta, estaba casi seguro de que era una niña. Para este punto ya mi vista se había adaptado un poco a la oscuridad por lo tanto podía distinguir cosas, pero como pasé tan rápido por aquel punto que no podía estar seguro si era correcto lo que vi o no.”
“Por supuesto la duda me estaba matando, ¿Y si era una niña que se había perdido? ¿Qué tal si la muerde una víbora?… Tal vez la pobre no se atrevía a caminar por el miedo. En estas tierras tan alejadas es posible que hasta sea violada y nadie escucharía nada…”
“Tantos pensamientos invadieron mi mente que decidí dar la vuelta y asegurarme. Pare en seco el caballo di vuelta, encendí mi linterna y comencé a buscar. En menos de un minuto ya la podia ver, a pesar que estaba seguro que habia andado bastante mientras decidia si regresar o no. En ese momento no le di importancia pues pensé que tal vez ella había caminado un poco o habria intentado perseguirme y por eso habia avanzado.”
“Era una pequeña niña, tendrá a lo mucho unos 7 años, pensé. Estaba vestida completamente de blanco, su rostro parecía angelical aunque tenia una parte tapada por el cabello y la verdad aun no recuerdo si podia ver sus pies, talvez estaban confundidos en el pasto, y además, al encender la linterna perdí nuevamente la poca visibilidad que ya tenía y solo podía ver lo que alumbraba directamente.”
“Le pregunté ¿Estas perdida?. Ella solo aisntió con la cabeza sin mencionar palabra. ¿vives cerca?. Nuevamente solo movio su cabeza hacia los lados.”
“Le dije, si quieres te llevo a mi casa y mañana buscamos a tus papás porque no te quiero dejar sola aquí. Ella asintió, de igual forma solo moviendo su cabeza.”
“Gire el caballo y le dije que si sabía subirse, no había terminado de hablar cuando ya la sentí detrás mío. Me agarró fuerte de la cintura, por supuesto pensé que debía estar aterrada así que no le dije nada más y reanude mi carrera hacia mi hogar que anhelaba ver mucho más en este momento. Sentía como si de repente la temperatura hubiera descendido y pensé: creo que ya ha entrado la noche, debe ser muy tarde.”
“Acelere nuevamente hasta lo que el pobre animal era capaz, me daba aún mas miedo encontrar algún bandido llevando esta acompañante, ya no era solo mi seguridad, tambien la de esta niña.”
“Yo noté que algo no estaba bien, el caballo empezaba a bajar la velocidad y por mas que yo intentaba no conseguía hacerlo regresar al ritmo que traía. Le dije a la niña: no te asustes ya casi llegamos.” Ese fue el primer momento en que la escuche hablar, aun esa voz resuena en mis sueños y en mis pesadillas, no sonaba como ninguna persona, niño, adulto o anciano que hubiese escuchado antes, y me dijo: Tu no vas para ninguna parte, tu te vas conmigo.”
“Impactado por sus palabras, miré hacia atrás, no podia ver su rostro ya que estaba apoyado sobre mi espalda, pero sus piernas… sus piernas eran tan largas que arrastraban contra el suelo, era eso lo que no dejaba avanzar al caballo, lo estaba frenando.”
” En seguida me di cuenta que el frio que sentia no era normal, estaba temblando, mis manos estaban moradas, sin embargo mi espalda estaba muy caliente, sentia un olor a azufre que no desaparecía aunque estaba avanzando aunque fuera lento. De pronto… me habló de nuevo.”
“Reza lo que te sepas si quieres, pero tu te vas conmigo”
“a mi mente vinieron muchas oraciones, las que había escuchado en la iglesia, las decía así no creyera en nada de eso. Las que había escuchado cuando enterraban a la gente, las que habia escuchado rara vez de algun religioso o en el colegio, el caballo cada vez más lento, casi que se detenia, y cada vez que terminaba alguna oracion ella solo reía y decía: Esa ya me la se, tu te vas conmigo.”
“En ese momento me recordé de la bisabuela, ella siempre hacía una oracion cuando alguien se sentía triste o estaba enfermo, no se como recordé en ese momento puesto que yo estaba aun pequeño cuando ella falleció. Tampoco recuerdo que sea algo que yo haya escuchado en una iglesia convensional, era algo como un pedazo de una cancion o algo muy viejo.”
“Espere que ella se riera aún más, pero solo había silencio. En un tono de disgusto dijo: Te salvas, porque esa no me la se.”
“De inmediato desapareció la presion del caballo y comenzó a andar un poco más rápido aunque se escuchaba en su respiracion que estaba muy agotado, la presion en mi espalda desapareció aunque aun me dolia un poco, estoy seguro que por el miedo sentia menos el dolor. Cuando llegue a la casa dejé el caballo afuera sin pensarlo y entre donde María. Le di un beso y le conté lo que me había pasado, ambos estabamos petrificados. Ella miró mi espalda y me dijo que estaba quemado pero parecía como si me hubiera quemado hace tiempo, solo eran cicatrices.”
“Habremos dormido un par de horas esa noche, en la mañana cuando sali en la puerta, ahí yacía mi caballo muerto, sus patas traseras estaban calcinadas y el olor a azufre permanecía aun fresco.”
Ahí terminó la historia, solo se levanto y me dejo ahí, yo no sabía ni que pensar.
Por supuesto tambien nos agarró la noche cuando ibamos de regreso, por supuesto no sentia tanto miedo porque ibamos en carro, la radio estaba encendida e iba con toda mi familia, aún así, no me atrevía a mirar por la ventana, hacía afuera solo se veía oscuridad, las luces solo alumbraban por donde estabamos andando. Yo pensaba: ¿Serían solo inventos? ¿Alguna historia colorida que inventó porque habia tomado algunos tragos esa noche?
Mire hacia el cielo nocturno, era noche de luna llena de esas en que la luna por alguna razón luce un poco roja. Cuando volví la mirada hacia abajo, no pude evitarlo, eche un vistazo por la ventana y vi una silueta en la oscuridad… íbamos bastante rapido y evidentemente no había razon para regresar aunque senti el horrible escalofrió al recordar la historia. En ese momento recordé lo que le había preguntado al buen primo antes de marcharnos: ¿Y cual era la oración?
El respondió “De nada sirve que te la diga… Esa ya se la sabe”.
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Ahora la sabe